Miré disimuladamente en la dirección en la que se encontraba la morena. Ahora estaba hablando con un hombre y, descaradamente, me señalaron con la mirada. "Vaya, se esta poniendo interesante..."
Parece ser que la señorita estaba afilando sus armas. Por lo visto había ganado la batalla, pero no la guerra, que estaba a punto de comenzar.
Apoyé el codo en la barra del bar y mi cabeza sobre mi puño y miré agradablemente a Agnes. Pude ver reflejados en sus ojos a la morena y su recluta, por lo que los tenía controlados... o eso creía yo.
- Cuéntame algo de ti... cuéntame cómo eres. - Le ofrecí aparentemente interesado, sin perder de vista a los otros dos.